Como norma general, debemos aplicar hielo las primeras 72 horas cuando estemos ante una inflamación, golpe, dolor… así la zona que esté inflamada cesará y notaremos mejoría.
Pasadas estas 72 horas, lo recomendable es aplicar calor para que tenga un efecto sedante y relaje la zona. Provocaremos que llegue más sangre a esa zona y la oxigenaremos. Aplicaremos calor en dolores musculares o articulares siempre y cuando no haya inflamación en la zona.
Hay lesiones que se curan con frío, otras se curan con calor, y otras que pueden llegar a curarse utilizando cambios de temperatura.
Lesiones «pequeñas» o de corta duración podemos aplicar inmediatamente frío y pasadas las horas calor. Así sería como se recuperaría de forma rápida y eficaz.
El frío y el calor sería recomendable aplicarlo en intervalos de 10-30 minutos cada 2 horas.
Para aplicar el frío o el calor la mejor forma es que sea seco, es decir, el frío se puede aplicar con un gel azul metido en una bolsa de plástico. Viene acompañado de una cinta compresiva para sujetar la zona. Debe estar en el congelador y en el momento del golpe o lesión sacar y poner.
El calor en forma de manta térmica. Lo mejor es tumbarse o sentarse, estar relajado mientras el calor hace su función en la zona a tratar.
Hay que tener cuidado con cuando aplicamos frío o calor ya que altera la sensibilidad y puede provocar quemaduras, por lo que es recomendable que no toque directamente la piel.
No siempre se debe aplicar frío o calor. No se aplicará cuando haya heridas abiertas, infecciones, hemorragias…
Si no sabemos cuando aplicar frío o cuando aplicar calor lo más recomendable es contactar con un profesional y valorará que hacer.