Siempre para salir a correr debes tener un calzado apropiado para ello. No sólo para correr sino para cualquier tipo de actividad hay zapatillas específicas. Así, con tu pisada, evitarás cualquier tipo de lesión o molestias a la hora de hacer nuestra actividad.
Ahora bien, nos centramos en el running y en la vida cotidiana, en el día a día. ¿sabes si eres pronador, supinador o neutro? Lo podríamos averiguar de diferentes formas. Mirando tu huella del pié reflejada en una baldosa. En la arena dura de la playa. Juntando los pies frente un espejo, flexionando 3 veces las rodillas y viendo la posición de éstas…
Son diferentes tipos de pisada y ninguna es mejor que otra.
Hay zapatillas que tienen refuerzos para cada tipo de pisada o sino siempre puedes ir a una clínica que te estudien la pisada y te harán unas plantillas perfectas para tu pisada.
Lo recomendable ante todo es andar/correr cómodo y sin generar molestias ni lesiones en tus articulaciones. Si eres pronador o supinador y tienes unas zapatillas que te van bien pues no las cambies, esas son tu tipo de zapatillas. Sino, podrías plantearte el analizarla en una clínica y los especialistas te dirán de qué tipo es tu pisada y si necesitas o no plantillas.
Por otra parte, numerosos estudios defienden la fisionomía humana de cada persona y dicen que si tu pisada es así, es porque tienes que correr así, es decir, no la modifiques porque tú eres así.
Con esta teoría está de moda el minimalismo. Correr descalzo o con zapatillas con una mínima suela. Así puedes correr sin ninguna modificación en tu pisada, según tu fisionomía. Pero esto acarrea mucha más vibración del impacto hacia tus articulaciones pudiendo provocar más lesiones que si utilizamos zapatillas con amortiguación.
A pesar de todo, no hay que fijarse tanto en el tipo de zapatilla sino en mejorar la técnica de carrera. Donde más adelante hablaremos sobre la correcta técnica de carrera para correr más rápido y ser más eficiente.